viernes, 24 de noviembre de 2017

Graveyard - 23 de Noviembre, 2017 - Sala Boveda, Barcelona


Graveyard es una de esas bandas que sabes que en directo nunca fallan. Tuve la oportunidad de verles en su gira de presentación del que es para mí su mejor disco hasta la fecha, Lights Out, en 2013, y fue un gran concierto. Me consta que este año en el Azkena también destacaron sobremanera. Estaba claro que el concierto de la Sala Boveda de Barcelona no iba a ser menos.

Los suecos se encontraron  con una sala a reventar en el momento que subían al escenario, no en vano habían agotado entradas días antes. Se notaba que había ganas de verles. Tras colgarse su elegante Gibson ES-335 roja, que no abandonó en ningún momento del concierto, Joakim Nilsson acarició los primeros acordes de Slow Motion Countdown. No es extraño que Graveyard inicien el concierto con uno de sus exquisitos medios tiempos, salpicados de suave psicodelia, ya que te atrapan sutilmente con sus in crescendos



Continuaron con No Good Mr.Holden introduciéndonos plenamente en su propuesta musical llena del blues más agresivo, hard rock y guitarrazos setenteros. Hasta su preséncia estética está marcada por la década de los 70. La entrega total del público, si es que quedaba aún algún despistado en la sala, llegó con ese gran tema que es An Industry Of Murder del Lights Out. La banda sonaba potente y compacta y la versátil voz de Nilsson, llena de matices, es una de las grandes bazas de la banda.

Con la enérgica Magnetic Schunk iniciaron el que sería un buen repaso a su último disco que, no siendo mi preferido, tiene muy buenos momentos. Los nuevos temas, en directo, ganan muchos enteros: The Apple & The Tree, Exit 97, Cause & Defect o la hendrixiana From Hole In The Wall (con el bajista Truls Mörck a las voces) son buenas muestras de que el último disco no está nada mal.


También de su último disco tocaron la sosegada Too Much Is Not Enough, un tema lleno de soul (aunque eché de menos los coros Gospel de estudio). Puro feeling con una gran demostración vocal por parte de Joakim Nilsson.

Tras el repaso a su último disco llegó la rabiosa Granny & Davis, de su primer disco, seguida de Hisingen Blues que fue recibida como el gran clásico que ya es.
Recta final con la banda y público totalmente entregados…y no es para menos con temas del calibre de Buying Truth, The Suits, The Law & The Uniform, Uncomfortably Numb, Goliath y una brutal Ain't Fit to Live Here (quizás mi tema preferido de la banda y, a tenor de la respuesta del público, también de la mayoría de fans).


The Siren cerró el concierto apoteósicamente con los guitarrazos compartidos entre Nilsson y Jonatan Larocca volando por doquier.
Una hora y cuarto, breve pero intensa, en la que no cabe duda de que tanto banda como público aprovechamos cada segundo al máximo

Tras la sorprendente noticia de su separación a finales de 2016 Graveyard volvieron pocos meses después con algunos ajustes en la formación y  Axel Sjöberg a la  batería (de gran pegada, como se pudo comprobar durante todo el concierto). Hubiese sido una muy mala noticia haberse quedado sin Graveyard, ya que nos hubiésemos perdido algo grande. Y es que Graveyard tiene toda la pinta de seguir ofreciéndonos buenos discos y mejores conciertos durante muchos más años. 

Texto y fotos: TheOutlaw76

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