Rory Gallagher
regresaba en 1987 con Defender tras
cinco años de inactividad en estudio. Jinx,
su anterior trabajo, se publicó en 1982. Una eternidad para el prolífico
guitarrista irlandés cuyo ritmo era de, por lo menos, un álbum al año durante
la década de los 70. El retraso se debió principalmente a que Rory empezaba a sufrir serios problemas
de salud. Demasiados kilómetros a sus espaldas, conciertos extenuantes y largas
juergas etílicas que empezaron a pasarle factura. El reposo, pues, estaba más que justificado.
La base rítmica la volvían
a formar sus inseparables compañeros Gerry
McAvoy al bajo y Brendan O'Neil
a la batería.
Kickback City, un hard-rock que no destaca especialmente,
abre el disco e incluye unos tímidos
arreglos de teclado que presagian lo peor, pero que se quedan en una mera
anécdota. Muchos de sus fans recriminaban a Gallagher que había endurecido demasiado su sonido en la gira
anterior, acercándose demasiado al hard
rock. Pero en Defender
encontramos al Gallagher de siempre,
con sus sonidos Chicago y country blues…y ni rastro de sonidos
ochenteros. Aunque eso sí, se trata de uno de sus álbumes más eléctricos, ya que
sólo incluye un tema acústico.
Con Loanshark Blues y Continental Op., la calidad aumenta sustancialmente. Continetal Op. es un homenaje al
escritor Dashiell Hammet,
cuyas novelas de género negro Rory
devoraba de joven. En I Ain't No
Saint encontramos ciertas sonoridades funk
mientras que Failsafe Day, Road To Hell, Smear Campaign y Doing
Time son temas hard-blues de alto
voltaje, 100% Gallagher.
Don't Start Me Talkin' es una polvorienta versión de Sonny
Boy Williamson II en el que Rory
saca a relucir su brillante slide y Mark Feltham se marca unos solos de armónica
que, junto a la guitarra de Rory, harían
arder todo un campo de algodón.
El broche de oro lo
pone la última canción del disco y único tema acústico: Seven Days. Gallagher, aquí
en su faceta de storyteller, se pone
en la piel de un condenado a la silla eléctrica. Puedes sentir la desesperación
del convicto a través de la voz de Rory.
Lou Martin vuelve a ponerse en este
tema tras las teclas, acompañando al polvoriento slide de Rory con su
elegante piano.
Defender es quizás uno de los
discos más olvidados del irlandés pero, a pesar de estar un peldaño por debajo de grandes obras suyas como Jinx o Photo-Finish, esconde algunas de sus
mejores composiciones. Seven Days
o Loanshark Blues nos devolvían a un Rory en plena forma demostrando
que, a pesar de sus incipientes problemas de salud, no había perdido la
magia a la hora de componer
y, mucho menos, la garra a la hora de tocar.
Cojonuda la reseña!!
ResponderEliminarGracias man!!
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