El movimiento grunge, como suele pasar con todo aquello que marca tendencias en el
mundo de la música, fue cocinado desde alguna oficina de la otrora
todopoderosa industria discográfica. Con el Nevermind de Nirvana, cómo
demoledor ariete, pusieron etiqueta a un movimiento musical nacido en Seattle que iba mucho más allá del citado
disco multi ventas. Y es que poco tenían que ver la vitalidad y fiereza de Louder Than Love de Soundgarden o la oscuridad del Dirt de Alice In Chains con Nevermind,
sin duda un disco mucho más accesible y agradable para el oyente medio que los
discos de Green River o Mudhoney.
Badmotorfinger, el tercer disco de Soundgarden,
es uno de los mejores discos del mal llamado género grunge y que poco tiene que ver con el movimiento que Kobain puso de moda.
Hacía tiempo que quería dedicarle unas
líneas, ya que es mi disco preferido de los de Seattle, pero nunca encontraba
el momento. La inesperada muerte de Chris
Cornell me ha empujado a hacerlo. Sirvan estas líneas de sentido homenaje a
la que fuese una de las voces más portentosas de los 90s y que me acompañó
durante toda mi adolescencia.