Pocos músicos han abrazado de forma tan magistral la música de raíces
americanas (desde el blues al soul, pasando por el rock'n'roll, el cajún de New
Orleans o los ritmos latinos) como Willy
DeVille.
En el año 1993 se editó en Europa este doble directo titulado simplemente Live, grabado entre New York y el Olympia de Paris. Para DeVille grabar en el Olympia de Paris fue todo un honor, ya que siempre había sentido debilidad por la ciudad de las luces. Él mismo declaró en alguna ocasión que "Paris es, para mí, como una hembra espléndida que jamás podré hacer mía. Ella tuvo a los mejores: Picasso, Dalí, Cocteau. Es muy excitante cortejar a una dama que ha tenido los mejores amantes. Es todo un desafío."
El hecho de estar grabado en dos noches no influye en el resultado final,
ya que capta a la perfección todo el carisma de DeVille sobre los escenarios. El
romanticismo, la ternura, la melancolía, la garra...toda la esencia de Deville esta condensada en los surcos
de este Live.
En esa época DeVille estaba en
un buen estado de forma, tanto físico como vocal, y se había recuperado
temporalmente de su adicción a las drogas, adicción que superó definitivamente
hacia el año 2000.
En el disco está acompañado por la Mink
DeVille Band al completo y sirvió también como cierre definitivo de su
época Mink DeVille.
El disco se inicia con la vacilona Lilly's
Daddy's Cadillac para dar paso a la vena romántica, pero canallesca, de This Must Be The Night. Savoir-Faire y Cadillac Walk cierran la primera cara, la más rockera. Los
instrumentos de viento, violines y acordeones de Bamboo Road nos transportan al Barrio Francés de New Orleans, donde vivía DeVille en esa época. Una delicada y
preciosa guitarra sirve para que Willy
nos susurre historias de desamor en Mixed
Up, Shook Up Girl. Entre estrofa y estrofa se le escapa una risa socarrona.
Te puedes imaginar a Willy, con su
look imposible entre pirata y dandy
perfectamente engominado, con ese bigotillo a lo Errol Flynn, viviendo intensamente la historia que nos está
contando. Porque DeVille era uno de
esos story tellers, capaz de
transportarnos a los barrios puertorriqueños neoyorquinos y hacernos vivir las
aventuras y desventuras que nos cuenta.
Una melancólica melodía de piano es la introducción a la crepuscular Heaven Stood Still, donde la
interpretación de Willy es puro
sentimiento. Uno de los temas más bellos de su discografía interpretado
magistralmente junto a un hermoso violín y un delicado piano. Música celestial, sin duda.
Tras ella vuelven los ritmos latinos con la archiconocida Demasiado Corazón, uno de sus temas más
populares, sobretodo en España. Lo curioso de este tema es que, la primera vez
que se publicó en Where Angels Fear To
Tread (1983), la discográfica no quiso que se editase como single, ya que
no veía que pudiese ser un éxito. Evidentemente, tras editarse como single de adelanto
de este directo, fue todo un éxito.
Su peculiar revisión del Stand By Me
de Ben E.King y la versión mariachi de Hey Joe cierran un álbum repleto de buena música y clase, mucha
clase.
El día que murió Willy DeVille,
la empresa organizadora de sus giras por Francia dijo que " (...) esta
noche Willy se ha reunido con Edith Piaf, Jack Nitzsche y Johnny
Thunders". Una frase muy acertada que seguro hubiese sido del
agrado de este gran zíngaro del rock, este soulman
blanco o, como el mismo decía, este "pobre imitador" de Ben E. King.
Un disco y un artista imprescindible, gran homenaje, saludos!!!
ResponderEliminarGracias!! Siempre es un buen momento para rendir homenaje al bueno de DeVille. Saludos!!
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