Como gran
seguidor de Deep Purple en general y
de Glenn Hughes en particular tenía
ganas de leerme la autobiografía de una de las voces más prodigiosas del rock.
El libro, en líneas
generales, es disfrutable pero sólo a ratos.
La primera parte
del libro, que narra sus inicios con Trapeze
y Deep Purple, es la más interesante
y entretenida, llena de anécdotas de una época gloriosa. La segunda parte es la
que se hace un tanto más pesada y aburrida, con constantes y reiterativas referencias
a su bajada a los infiernos y posterior resurrección cual ave fénix.
Incomprensiblemente
pasa muy por encima y con muy pocas anécdotas sobre toda su época post-drogas: veinte
años en apenas veinte páginas!!.
También hay poquísimas
referencias a su paso por Phenomena,
el guitarrista JJ.Marsh apenas es
mencionado (cuando trabajó con él durante unos 12 años), tampoco habla mucho de
su gran amigo Tommy Bolin y de Blackmore dice bien poco. Da la
sensación de que se ha dejado un buen puñado de anécdotas interesantes y
divertidas por el camino.
Joel McIver co-escribe el libro junto a Glenn Hughes y ha hecho un gran trabajo entrevistando a diferentes
personalidades claves en la vida de Glenn,
que dan su punto de vista en diferentes situaciones.
En resumen es un
libro disfrutable para todos aquellos seguidores de la saga púrpura pero que deja
la sensación de que podría haber sido mucho más de lo que es.
Por suerte Glenn continúa siendo uno de los
mejores músicos surgidos de Deep Purple
y se encuentra en un inmejorable estado de forma.
Puede que no sea
un gran escritor pero sigue siendo la voz
del Rock, que a fin de cuentas, es lo que importa.
Totalmente de acuerdo: ni Mercury ni él. Y en Stormbringer demuestra que era, es y será un genio.
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