viernes, 8 de agosto de 2014

Imelda May "Tribal" (2014)


Cuarto disco de Imelda May y, por si aún alguien tenía alguna duda, la confirmación definitiva de que Imelda consolida una sólida carrera musical.
Se nota que esta mujer creció en un ambiente musical exquisito. Ventajas de ser la menor de cinco hermanos que le transmitieron la pasión por la música de raíces rock, blues y folk. Así pues su menú diario se componía de Eddie Cochran, Buddy Holly, Elmore Jomes y bandas irlandesas más rockeras, como sus queridos Thin Lizzy. Todo ese poso musical no podía dar un mal resultado y, en el caso de Imelda, se traduce en una forma de ver la vida y de entender la música. Aquí no hay nada impostado, Imelda vive y exuda rock’n’roll las 24 horas del día. Y eso se nota en cada concierto, entrevista y disco.
Tribal es su primer disco tras ser madre y, lejos de amedrentarse y bajar las revoluciones, Imelda nos regala un disco lleno de temas adrenalínicos y rockeros. Ya la foto de la portada, con una Imelda enfundada en chupa de cuero con su icónico tupé y con mirada desafiante cual diosa celta rockabilly, nos indica que rockea más que nunca.

El disco se abre con Tribal y Wild Woman, donde Imelda asegura que lleva una mujer salvaje dentro que no puede evitar contener. Un inicio enérgico y contundente. Dos temas en los que la banda suena como una apisonadora. Su marido, Darrel Higham, hace un trabajo genial a las guitarras a lo largo de todo el disco y la base rítmica formada por Al Gave al bajo y contrabajo y Steve Rushton a la batería es infalible.

Gypsy In Me se abre con un pomposo solo de Darrel para dar paso a la encantadora, dulce y embriagadora voz de Imelda. Un tema delicioso con un fantástico aire añejo. Le sigue otra balada, Little Pixie, un tema basado en una nana de los años 50s, donde se crea un ambiente cálido y tranquilo para arropar la angelical y sensual voz de Imelda. Me puedo imaginar perfectamente la escena de un film noir con nuestra heroína cantando alguno de estos temas, seduciendo a todos los tipos duros.


Si a estas alturas del disco no has caído enamorado a los pies de Imelda, es que eres de piedra.

Con Hellfire Club (que bien podría formar parte de Abierto Hasta El Amanecer de Tarantino/Rodriguez) y la acelerada Five Good Men vuelve la Imelda más dura, despertándonos del placentero letargo inducido por sus dos anteriores temas. La guitarra de Darrel escupe fuego con unos solos incendiarios.
Y volviendo a las referencias cinematográficas Wicked Way nos recuerda a los films del David Lynch más surrealista. Es una canción que suena misteriosa y seductora al mismo tiempo, como si de un sueño húmedo se tratase. La trompeta de Dave Priseman hace que el tema adquiera un aire muy burlesque.


Y como buen disco de rockabilly no faltan los temas divertidos, optimistas y bailables como el single Good To Be Alive, Round The Bend o I Wanna Dance.

Definitivamente Imelda May es,a  día de hoy, la reina absoluta del rockabilly. Sus directos son demoledores. Es la front-woman definitiva con un carisma y una clase desbordantes y ha publicado, el que es para mí, su mejor disco hasta la fecha.


2 comentarios :

  1. Estoy de acuerdo en todo, la Imelda mas dura y acerada, soy de los que vibra con este disco de la irlandesa.
    Saludos

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