La sala Bikini estaba adornada con telarañas, calaveras, lapidas y todo
tipo de objetos funerarios típicos de la fiesta anglosajona de Halloween.
Un marco idóneo para la propuesta de este poderoso trio berlinés. Kadavar,
en poco menos de dos años, han editado dos discos con algunos temas que suenan
a verdaderos clásicos del hard rock setentero, que podrían
haberse publicado hace 40 años sin ningún tipo de problema.
Me encontré con varias sorpresas durante el concierto, todas ellas agradables.
Para empezar la gran afluencia de público, con una sala prácticamente
llena.
La disposición del grupo con la batería de Tiger en el
centro del escenario, en la posición que habitualmente ocuparía el cantante del
grupo, fue otra de las sorpresas. Al salir a escena el batería quedaba
flanqueado a banda y banda por Lupus Lindemann, a la guitarra y voces y
por Simon ‘Dragon’ Bouteloup, el nuevo bajista de imponente figura.
Un tipo que permaneció impertérrito durante la más de hora y media de
concierto, pero infalible con su instrumento.
El grupo suena aplastante y arrollador en directo. Tiger es el centro de todas las miradas, con ese look entre hippie y dios nórdico. Un verdadero torbellino de energía desbordante que induce a moverte al ritmo de sus frenéticos redobles. Por momentos parecía poseído por algún tipo de espíritu, sin duda invocado por la fantasmagórica voz de Lupus. Si la banda en estudio suena bien, es en directo donde realmente se aprecia que son un trio muy sólido y compacto, sin fisura alguna.
Repasaron sus dos discos de estudio y algunos temas fueron muy bien recibidos como Come Back Life, Doomsday Machine, Dust o Eye Of The Storm todos ellos de su último y genial Abra Kadavar.
Tampoco faltaron algunos desarrollos instrumentales al más puro estilo Hawkwind
en Creature Of The
Demon y en Rhythm For Endless Minds, con un mano a mano entre la batería de Tiger y el pedal wha-wha de Lupus.
Para los bises se reservaron Goddess Of Dawn con un riff claramente stoner,
añadiéndose después la desbocada batería de Tiger y una voz
que recuerda al Ozzy más setentero.
Nada más empezar el tema Lupus tuvo que parar, ya que no tenía
la guitarra afinada. Para deleite del, ya de por si entregado público, volvieron
a empezar el tema con más energía aún.
Desde luego Kadavar, contando tan solo con un par de discos en
estudio, se consolidan como una de las propuestas más potentes de este revival
de rock setentero. Reminiscencias de los primeros Black Sabbath, de Led
Zeppelin, de Pentagram o de
Grand Funk Railroad, todo
ello sazonado con toques psicodélicos y sonidos stoner.
Lejos de ser una propuesta caduca y oportunista Kadavar suenan
frescos y potentes. Sin duda nos proporcionaran muchos buenos momentos en los
próximos años.
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