"La primera norma del punk-rock es que no hay normas".
Eso asegura Vanian y eso es lo que The Damned han practicado siempre.
La expectación era máxima con una sala
llena de un público variopinto: punks, heavys, siniestros... las ganas de ver al grupo se palpaban en el ambiente. No era para menos. No todos
los días se tiene la oportunidad de ver a un grupo legendario que, lejos de
sonar caduco o desfasado, suena muy potente y actual, con un directo
demoledor.
La de ayer fue una ocasión única de poder
ver, por primera vez en mi caso, a una de las grandes bandas pioneras del punk
británico (tópico de discusión y análisis en mil y una tertulias de pub) que
han sabido evolucionar y mutar en cada disco. Lo que si es indiscutible es que
ellos fueron la primera banda punk inglesa en editar un sencillo (New Rose), un
álbum (el legendario Damned, Damned, Damned) y tocar en el mítico CBGB.
Dave Vanian, con ese encantador look elegante
y siniestro a las voces y el histriónico Captain Sensible a las guitarras,
fueron los dos grandes focos de atención de la noche. Verles sobre un escenario
es tener delante un pedazo de historia del punk rock. Vanian de riguroso negro. Sensible de mil colores. Ambos se complementan a la perfección. El simpático Monty Oxy Moron a los teclados, Stu West al bajo y Pinch Von Pinching a la batería completaban la formación que acompaña a los legendarios padres del punk.
Captain Sensible se acercó al micro y dijo aquello de "we are The Damned and we sound a
little bit like this" para dar paso a Disco Man, con la que abrieron el
concierto. Tras calentar motores se desató la furia, tanto en el escenario como
entre el público… y es que es imposible
quedarse impasible ante una triada demoledora compuesta por Love Song, Machine Gun
Etiquette y I Just Can’t Be Happy Today. The Damned, con 40 años de carrera a
sus espaldas, no dan respiro.
Devian conserva la voz intacta y tanto se mete en el papel de un crooner
vampirizado escenificando todas y cada una de sus palabras (Eloise) como en el
de un rabioso punk. Es innegable que este hombre derrocha mucha clase.
Y Sensible continúa siendo el alocado personaje que parece salido
de un cartoon escupiendo riffs con una sonrisa de oreja a oreja.
Ir a ver a The Damned es como ver muchos grupos en uno, solo ellos
son capaces de poner a la gente a bailar dulcemente con la melodía pop de Stranger
On The Town para desatar, en menos de un segundo, un pogo descomunal (en el que me encontré felizmente inmerso) a ritmo de
New Rose y Neat Neat Neat. Genial los locos bailes que se marca Monty
Oxy durante estos temas para animar al público. El teclista, de esperpéntica imagen, parece salido de
los mismos dibujos animados que Captain Sensible.
Shadow Of Love calmó un tanto el ambiento a ritmo de country fantasmagórico para encauzar la recta final con Nasty, I Feel Alright (la brutal versión de Iggy
& The Stooges) y la mítica Smash It Up.
Hacedle caso a Captain Sensible e id a ver a The Damned antes de
que se mueran. Merece la pena. Grandes, muy grandes.
Esta noche los tenemos en Bilbao, aún resuenan del último bolo hace tres añós (creo) en el ARF.
ResponderEliminarMe alegra leer esto.
Saludos.
Pues lo pasareis en grande!!
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