Apenas cien personas nos dimos cita en la barcelonesa sala Music Hall para recibir a una de las mejores bandas de Rock'n'Roll que se pueden ver actualmente sobre los escenarios. Eso sí los pocos que asistimos al evento disfrutamos cómo posesos a ritmo del viejo e intemporal Rock'n'Roll magistralmente ejecutado de la mano de Sulo y compañía.
La última vez que disfruté de Diamond Dogs en directo fue en 2006, en la gira presentación del genial Up The Rock. Imperdonable
dejármelos perder durante tanto tiempo. Nueve años después los Diamonds
siguen sonando igual o mejor y siguen disfrutando como locos sobre el
escenario. El nuevo disco, Quitters
And Complainers, es la excusa perfecta para que estos perros del Rock'n'Roll
vuelvan a salir a la carretera a defenderlo en directo, como mejor saben hacer
las cosas.
El concierto se inició con Stop Barking Up The Wrong Tree
seguida, sin pausa alguna, por su clásico Little Miss Jill, con la que
empezaron a calentar motores tanto arriba como abajo del escenario. Me dio la
impresión de que la banda salió un tanto cansada pero, poco a poco, Sulo
y sus secuaces se fueron animando hasta conseguir que la sala al completo fuera
una verdadera fiesta, con ellos como perfectos anfitriones.
La actual formación de la banda está compuesta por el
bajista Martin Tronsson y el batería Johannes Nordell,
que cumplieron sin más siempre en un distante segundo plano. El protagonismo lo
cedieron a Lars Karlsso, todo un guitar hero que junto
al brillante Henrik "Duke of Honk" Widén a los
teclados forman un combo imbatible. Sulo fue el perfecto director de
orquestas con ese encantador look a lo Rod Stewart, manejando al
público a su antojo.
Evidentemente se echó mucho en falta el saxo de Magic
Gunnarsson, tristemente fallecido en 2014. Guardo un grato recuerdo de Magic
en la Apolo2 en 2006 cuya energía desbordante le daba un empuje extra a toda la
banda. Sulo le dedicó uno de los temas del último disco, Black
Ribbons, que fue recibido entre aplausos.
Un gran noche de puro rock en la que sonaron Rush For
Comfort, Anywhere Tonight, On The Sunny Side Again, Honked
o Charity Song entre pinceladas del Let It Bleed de los Stones, una enérgica versión del Pills de Bo Diddley (que sonó más a
New York Dolls que a Diddley) y Bring It On Home To Me,
de Sam Cooke, con la que pusierón el broche de oro a una noche
memorable.
Cuando un concierto acaba en verdadera comunión entre banda y
público, ambos disfrutando por igual en perfecta sintonía, es que ha sido un
gran concierto. Al encenderse las luces todo eran caras de satisfacción
confirmando sin duda que éste, de nuevo, lo fue.
Crónica aparecida en su día en la revista Rock Popular1:
No me fue posible asistir en miercoles al bolo de Bilbao y eso que lo intenté todo, veo que fue un gran concierto como acostumbran a celebrar los de Sulo, espero que no tarden en volver y haya más suerte, hoy siento envidia pero me alegra de disfrutáseis los menos de 100 que fuistéis.
ResponderEliminarSaludos.
!!!
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