Todo y que publicaron su primer disco
en 2008 y que ya han venido en alguna ocasión a tocar por aquí, conocí a DeWolff hace poco a través de
la recomendación de un colega. Roux-Ga-Roux es su nuevo y atractivo disco que vienen presentando, la excusa perfecta para
que este potente trio holandés vuelva a la carretera. Un disco que suena a rock setentero por los cuatro costados y
que augura lo que pude constatar ayer noche: DeWolff es un grupo cuyo hábitat
natural es el directo.
DeWolff subieron al escenario y, sin preámbulos, atacaron con
las primeras notas de Black Cat Woman, iniciando
así un viaje musical que nos llevó hasta otra dimensión para dejarnos allí
flotando durante más de hora y media. Lo de Robin
Piso con su Hammond es de otro
mundo. Quedé hipnotizado desde el primer momento con esa amalgama de sonidos
que es capaz de extraer de sus flamantes teclados. Unas sonoridades que
combinan a la perfección con la guitarra de Pablo Van De Poel, quien tuvo varios momentos mágicos (indescriptible
solo el que se marcó en Tired Of Loving
You, uno de los grandes momentos de la noche…y hubo unos cuantos!!). Si a
ese binomio infalible le añadimos el ritmo que imprime desde la batería Luka Van De Poel (hermano de Pablo) el resultado es uno de los power trio más potentes (valga la redundancia)
que se pueda ver a día de hoy sobre un escenario.
Puede parecer un tópico pero
es que sus magníficos discos editados hasta el momento realmente no les hacen justicia.
DeWolff es una banda que, en
directo, está a otro nivel muy superior. Ni tan sólo el doble directo Live & Outta Sight (que compré en
vinilo compulsivamente tras la brutal descarga) les hace justicia. Tener a
estos tres jóvenes a pocos metros de ti dejándose el alma con unas
improvisaciones espectaculares y llenas de feeling
es toda una experiencia difícil de plasmar en vinilo.
El espíritu de bandas como Cream, Led Zeppelin o los Deep
Purple de los 70s se paseó sin disimulo alguno por entre los sonidos de este power trio. Lejos de esconder sus influencias,
las muestran orgullosos, pasándolas por su virtuosa batidora. Imposible quedarse
quito con el groove de Sugar Moon, uno de mis temas
preferidos, o no quedar extasiado tras sentir cómo lo dan todo con la enorme Love Dimension.
También sonaron Satilla No3 o Stand Up Tall, temas que no desentonaría en el repertorio de cualquier grupo de rock psicodélico de los 70s.
También sonaron Satilla No3 o Stand Up Tall, temas que no desentonaría en el repertorio de cualquier grupo de rock psicodélico de los 70s.
Ayer DeWolff nos regalaron un directo crudo y sin concesiones, dando
amplia cancha a unas improvisaciones llenas de magia y energía. Un torbellino
que finalizó rozando el rock progresivo
con una enorme y extensa The Pistol.
Con ella juguetearon holgadamente con toques jazzie y blues,
intercalando retazos del Whipping Post
de The Allman Brothers, demostrando
una vez más que tienen un dominio escénico apabullante.
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