Ya hacía días que Maceo Parker había agotado entradas
para su actuación en el 49 Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona así que, resignado, había perdido toda esperanza. Mi
fortuna cambió apenas 24 horas antes de la cita con el genio del funk: me avisaba un colega que aún
quedaban algunas entradas. Pude hacerme con una de ellas y, encima, eran
unas butacas excelentes.Mi dosis de funk’n’soul’n’roll estaba asegurada.
Y es que un concierto que empieza
con el 1999 de Prince nunca puede ir mal. Prince
es una de mis debilidades y el paso de Maceo
por la banda del de Minneapolis fue lo que me hizo descubrirlo. Hubiese sido
realmente explosivo ver a Maceo y Prince compartiendo escena, pero eso ya
no va a ser posible.
Con la intro de Prince se fue
situando la banda en escena y, el último en salir, fue un jovial y enérgico Maceo que hizo gala de su simpatía y
naturalidad ya desde antes de colgarse el saxofón.
Con Off The Hook empezó una verdadera sesión de más de dos horas de funky a consciencia. Maceo de 74 años (aunque nadie lo diría) es un verdadero showman que nos hizo reir con algunos discursos realmente hilarantes: bromeo con que lo invitasen a tocar en festivales de jazz cuando a él no le gusta especialmente ese género. No en vano siempre asegura que su música es 98% funky y 2% jazz…eso sí, tras el discurso se arrancó con una pieza improvisada de jazz junto al pianista que nos dejó a todos pasmados. Para no ser unos jazzmen no les quedó nada mal.
Todos los músicos que acompañan a Maceo son verdaderos maestros. Greg Boyer al trombón completaba, junto al saxo de Maceo, la sección de metales. La corista Corey Parker aderezaba los temas con su bonita voz. Mención aparte merece la emotiva versión que hizo de todo un clásico como es el Stand By Me de Ben E.King. Puro soul.
Rodney Curtis al bajo, es capaz de inyectarle groove hasta a un muerto…qué manera de tocar el bajo!!. Bruno Speight a la guitarra demostró ser un guitarrista muy rico y versátil, que tuvo un par de momentos realmente mágicos.
Maceo nos hizo vibrar durante toda la noche e, inevitablemente, nos hizo bailar…y
es que es imposible quedarse sentado en una butaca cuando Maceo hace sonar su saxo e invoca al mismísimo padrino de funk, del cual tocó alguna pieza (Make It Funky).
También homenajeo en un par de
ocasiones a Ray Charles. No en vano Maceo prepara revivir la orquesta de
este monstruo del soul. A tenor de
las interpretaciones que hizo del músico ciego, dudo que haya alguien mejor que
él para llevar a cabo tal magno proyecto.
Funky Good Time dio paso al fin de fiesta, con un alocado y
esperado Pass The Peas que puso de
nuevo a toda la sala en pie para bailar como posesos. Por unos momentos aquello parecía el teatro Apollo del newyorkino barrio de Harlem en los años 70s.
Afuera, en el barcelonino barrio
del Paral·lel, la noche era gélida, pero los afortunados que salíamos de la
Sala Barts apenas notábamos el frio: aun estábamos flotando en una cálida nube de funk celestial de la que a algunos aún
no hemos bajado.
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