viernes, 4 de mayo de 2018

Jimi Hendrix "Lo Mejor De Jimi Hendrix" (1972)



Los discos recopilatorios (horrible concepto, por cierto) nunca han sido de mi agrado y creo que la mayoría de melómanos piensan igual. Pero si retrocedemos algunos (muchos, demasiados) años atrás, cuando la idea de Internet no era más que un relato de ciencia ficción, la verdad es que este tipo de artefactos eran muy, pero que muy, útiles para poder acceder a la obra de artistas ya consagrados y/o con una gran discografía. “Lo Mejor De Jimi Hendrix” (mejor no comentar nada de semejante título) fue mi primera vez con Hendrix…y ya sabéis que las primeras veces siempre marcan.  



Este recopilatorio (uno de los muchos, muchísimos) que se podían encontrar del gran Jimi Hendrix, con una tipografía a medio camino entre lo kitsch y lo hortera, fue el primer disco que tuve de esta bestia de la guitarra. Luego lo completaría con los discos oficiales, directos y algún que otro recopilatorio más completo (imprescindible la caja de 4 CDs Jimi Hendrix Experience, editada en el año 2000). Huelga decir que la elección del mismo fue, definitivamente, por el bajo precio, sobre todo si se comparaba con el resto de discografía oficial del de Seattle. No hay que olvidar que en esos años mi economía no era precisamente abundante, así que el precio era definitivo a la hora de decantarse por uno u otro disco.


El impacto que tuvo este disco sobre mi yo pre-adolescente fue demoledor: me pasaba horas pinchando el vinilo una y otra vez. Aquella guitarra (poseída por el mismísimo diablo) sacaba fuego en cada nota, nunca antes había escuchado una guitarra destilando tanto salvajismo y feeling al mismo tiempo. El sonido, entre  peligroso y sexual, de canciones como Purple Haze o Foxy Lady era altamente adictivo.
No hay riff más molón, ni ritmo más contagioso, que el de Highway Chile…pero si de temas vacilones hablamos el que se lleva la palma es Stone Free. Puro blues rock con altas dosis de boogie.

Nunca antes (ni después) un pedal Wha-Wha había sonado tan bien como en Voodoo Chile, uno de los mayores estandartes de Hendrix. La psicodelia de Burning Of The Midnight Lamp me hacía viajar a otros universos, mientras que la historia del malogrado Joe, que Hendrix me susurraba en Hey Joe, me emocionaba de nuevo cada vez que lo escuchaba, como si fuese esta la primera vez que lo hacía.


La locura de la incendiaria Fire, la frenética versión de Johnny B.Goode del maestro Chuck Berry, la dulzura de los acordes que Hendrix rasga en Little Wind... el veneno del blues rock más salvaje había entrado definitivamente en mi cuerpo de la mano de los sonidos más indómitos extraídos hasta la fecha de una Fender Stratocaster. No, no hay antídoto reversible…ni ganas.

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