Las biografías de
los músicos, en concreto las de los rockeros, suelen ser muy extremas. Sus
vidas están plagas de anécdotas totalmente pasadas de vueltas: drogas, sexo, peleas,
situaciones delirantes… Pero muchos músicos de Jazz de los años 50-60 no
palidecen para nada, en cuanto a excesos, al lado de salvajes como Tommy Lee,
Ozzy Osbourne o Iggy Pop. De buen seguro que Chet Baker se hubiese corrido una
buena juerga con muchos de ellos sin apenas despeinarse.
A parte de su don musical, Baker poseía un carisma realmente único, con un poder innato para seducir a las mujeres (aunque su relación con todas ellas siempre fue muy insana) y embaucar a cualquiera que pasase por su vida.
Poseedor de una
eterna belleza adolesecente, con pinta de niño bien, se ganó los apodos de “el James
Dean del Jazz” o “el príncipe del Cool Jazz de la costa Oeste”. Baker tenía pinta de no haber roto nunca
un plato, pero nada más lejos de la realidad: en cuanto bajaba de los
escenarios se convertía en un animal sediento y desesperado por conseguir su próxima
dosis de droga, a cualquier precio y pasando por encima del que se le pusiese
por delante.
La vida de Baker poco tenía de glamurosa, siempre
en busca de narcóticos, robando y falsificando recetas de médicos y
farmacéuticos. Cómo lo único que le importaba era el dinero rápido para comprar
drogas, ni tan solo tenía cuenta bancaria. Firmaba contratos con productores o discográficas
sin mirar nada, sólo ansiaba el dinero en mano (con lo que hay multitud de
discos de Baker con diferentes productoras y discográficas que ni él mismo
recordaba haber cedido).
Deep In A Dream
es una biografía fuertemente adictiva y arrebatadora, escrita por James Gavin, uno de los mayores connoiseur de Chet Baker. Tras su lectura te queda esa sensación agridulce de que
Baker pudo ser mucho más y que
desperdició su enorme talento musical por culpa de sus adicciones. Parece increíble,
al escuchar su voz en Not For Me o
en la mítica My Funny Valentine, que
esa dulzura viniese de una alma tan atormentada como la de Baker.
Pinchad
cualquiera de los discos de Chet Baker pillad este Deep In A Dream y preparaos para una historia repleta de sangre, drogas, buena música y emociones fuertes.
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