Ya hace más de 11 años que Wolfmother nos sorprendieron con uno de aquellos
discos debut espectaculares, con todo lo bueno y lo malo que ello conlleva. Los
constantes cambios de formación, la edición de algunos discos irregulares como
el New Crown (2014) o
el disco en solitario de Stockdale han conseguido que sea difícil
seguirles la pista y que, más de uno, los diese por finiquitados. Con su nuevo
disco Victorious han vuelto a la actualidad y, lo más
importante, a los escenarios.
La Sala Apolo presentaba un lleno
considerable y se notaba que entre el ecléctico público había ganas de ver a Stockdale y los suyos. Nada más salir a escena
fueron recibidos con una fuerte ovación, clara muestra de que la gente tenía
ganas de verles.
Dieron inicio con el tema que da título a
su último disco, Victorious,
que enlazaron con una monumental New
Moon Rising que desató
definitivamente la furia contenida entre las primeras filas. Sin apenas dar
respiro alguno continuaron con California
Queen, seguida por la ya clásica Woman,
que fue recibida con un enorme pogo que se repitió en innumerables
ocasiones. Wolfmother basaron el concierto prácticamente en
los temas del disco de debut siendo, como no, los mejores recibidos. Aunque la
entrega de la gente fue constante y apenas mermó ante temas menos conocidos
como I Ain’t Got No (que mezclaron con Apple Tree) y How
Many Times (del New Crown). Una extensa White
Unicorn sirvió para que Stockdale, botella de vino en mano, presentase
a la actual formación de Wolfmother entre retazos del Riders
On The Storm de The Doors (las menciones al flamenco y a la siesta
mejor obviarlos).
El potente trío lo completan Alex
Carapetis, una verdadera bestia tras los parches que, con su potente
pegada, empujaba al resto de la banda con una inyección de pura energía. Mención
aparte merece Ian Peres que no paró quieto un momento
combinando el bajo con los teclados, saltando, tirándose por los suelos y
animando al, ya de por sí, entregado público. El sonido retro del los teclados
de Peres le da ese aire tan deliciosamente
psicodélico que tanto echo de menos en su último disco. Aunque fue Andrew Stockdale quien, evidentemente, llevó gran parte
del peso del concierto despachando monolíticos riffs, electrizantes solos y cantando en tonos imposibles.
No deja de ser paradójico que Wolfmother hayan
facturado un nuevo disco previsible, sin arriesgar un ápice, pero cuyos temas
en directo funcionan milimétricamente a la perfección. Stockdale, siempre
preocupado por encontrar la fórmula del perfecto hit-single, parece que ha dado
con ella, ya que los nuevos temas fueron muy bien acogidos.
La recta final del concierto fue de infarto
con Dimension seguida de Gypsy Caravan (que da nombre al actual tour)
para enlazar sin respiro con Where
Eagles Have Been, momento en el que abandonaron el escenario.
Regresaron con el guitarra de la banda
telonera Electric Citizen para atacar con un Vagabond un tanto
deslucido. Con Colossal consiguieron
que, de nuevo, toda la sala enloqueciese para acabar por todo lo alto con una
atronadora Joker & The Thief,
con la que se formó un pogo enorme como hacia tiempo que no veía.
Wolfmother consiguieron salir victoriosos con un concierto salvaje, en el que tanto la banda como la audiencia quedaron exhaustas y satisfechas. Todos contentos. Difícilmente Wolfmother volverán a grabar un disco a la altura de su debut pero por lo menos, en directo, mantienen el tipo.
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